domingo, 1 de abril de 2012

80% de la población apoya medidas más severas para controlar consumo de alcohol

El secretario general de la Junta Nacional de Drogas, sociólogo Julio Calzada, anunció el inicio de una campaña nacional para regular el consumo de alcohol. Precisó que las medidas que se adoptarán no tienen una visión “puritana” y el abordaje será diferente al que se instrumentó para el tabaco.
¿A qué se apunta con un mayor control del consumo de alcohol?
Primero es necesario aclarar que esto no es una campaña en contra del alcohol. Esto tiende a regular el mercado del consumo de alcohol. Esta es una sociedad que consume mucho alcohol. Hay 900.000 uruguayos  de entre 16 y 64 años que consumen alcohol habitualmente. Es enorme la prevalencia de una sustancia que tiene dos problemas asociados, uno que no es inocua y causa perjuicios a la salud, y otro que provoca que la percepción de riesgo sea bajísima entre los consumidores. Una de las tareas es modificar la percepción de riesgo, eso implica un cambio cultural. No significa plantear la prohibición ni una estrategia puritana en contra del consumo. Pero reconociendo que el consumo es una realidad, lo que nos queda por hacer es que ese consumo implique el menor riesgo para la salud.
¿Sobre qué ejes se trabaja?
Apuntamos a sensibilizar con campañas de educación entre la población que tiendan a generar una visión real del alcohol. No es inocuo y su consumo debe darse bajo determinadas condiciones y contextos. Hicimos una campaña con el INAU que permitió llegar a importantes sectores de la población. También con el Ministerio del Interior hicimos una campaña en el Carnaval, llegando a otro público. La aceptación de este tipo de intervenciones ha sido muy buena.
¿Cuál es la reacción del comercio?
El comercio tiende a maximizar sus ganancias y estas cosas no siempre son bienvenidas, pero tampoco hemos tenido grandes dificultades. Nosotros no tenemos un ánimo fiscal, acá nadie sale a recaudar con esto. En la campaña de control que hicimos con INAU los vehículos estaban claramente identificados para que los negocios supieran que estaban siendo observados para que cumplieran con la normativa vigente. Es importante establecer normativas claras. Este año hicimos el intento de llevar adelante el programa de sensibilización de bares, restoranes, y otros locales de expendio de alcohol en Canelones, Maldonado y Rocha y no fue exitoso. Quedó librado a la responsabilidad de los empresarios y fue muy menor la participación, no hubo un involucramiento activo de los comerciantes.
¿Se regulará la publicidad?
Hay que avanzar en la regulación de la publicidad. No cualquier publicidad vale. Esto no quiere decir que se vaya a prohibir la publicidad, sino plantear determinados parámetros que permitan intervenir de manera clara cuando no se cumplen determinadas pautas. Deberán emitirse en determinados horarios para proteger a los niños, niñas y adolescentes. Tenemos claro que estas restricciones podrían generar una resistencia social importante, a diferencia de lo que ocurrió con el tabaco.
A nuestro favor, contamos con  una encuesta que nos dice que más del 80% de la población apoya medidas más severas para controlar la venta y consumo de alcohol. Acá no hay una lógica puritana sino prevencionista para modificar determinados patrones de consumo. Esto es un proceso que no se resuelve en un solo período de gobierno.
¿El esquema de control puede ser similar al que se implementó para el tabaco?
No estamos hablando de la misma sustancia ni patrones de consumo similares porque el cigarrillo provoca además otros daños. El tabaco causa daños a terceros de forma inmediata, cuando los potenciales daños que puede causar el alcohol a terceros son diferidos, puede ser un accidente de tránsito, laboral o la violencia doméstica. Por eso el abordaje debe ser diferente.
El tabaco aumentó su precio tras las regulaciones, ¿ocurrirá lo mismo con el alcohol?
La regulación por precio tiene aspectos positivos y también dificultades. En algunos lugares ha dado resultado y aquí lo tenemos a estudio. Eso no quiere decir que se vaya en esta dirección. La regulación por precio tiene una dificultad y es que quienes consumen se pasan a bebidas de más bajo costo, y cuanto más baratas peor es la calidad. En esto hay que ser cuidadosos. Entre los consumidores diarios de alcohol un 22% dice que ninguna medida modificará su patrón de consumo, ni el precio, ni menos locales de venta, ni nada. Dicen que seguirán consumiendo”.
Fuente: La República

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